domingo, 16 de agosto de 2009

Qué diferencia… cuanta diferencia… así es la diferencia…

Cuando vas de viaje siempre existe una emoción, esperanza y nervios de llegar a tu destino, un deseo combinado con visiones de felicidad, es simplemente emocionante y deseas que el trayecto a tu destino se haga más corto y se termine de una vez por todas, lo buscas y lo haz visto tanto en tu mente que cuando llegas crees llevar años en ese lugar, pues era exactamente como lo imaginaste… o aun mejor…

Que decepcionante es a cambio el trayecto de regreso, cuando sabes que estando a un centímetro de lograr tu visión y lo que tanto anhelabas no lo conseguiste… no se intentó o no lo lograste concretar no lo sabes, solo logras escuchar el ruido del viento que logra entrar por tu ventanilla y la poca música bossa que se logra escuchar de tu radio… sin embargo no es tan desgarrador el momento… pues el regreso tiene sabor a segunda, tercera o cuarta oportunidad… y mañana, mañana estarás nervioso y completamente ansioso por lograr tu visión…
Qué diferencia existe entre lo que deseamos y lo que conseguimos… y aun así seguimos siendo infantiles para tener el deseo interno de que mañana se cambiara todo y la ilusión y deseo que pides a Santa si se hará realidad…

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